No sabría aseverar a ciencia cierta si Guillermo Lopetegui debería tener UN estilo. ¿Acaso Sting tiene UN estilo? ¿Acaso Elton John tiene UN estilo? ¿Acaso Alan Parsons tiene UN estilo?
Tales preguntas fundamentan que Guillermo Lopetegui debería tener (al igual que ellos) los estilos... Necesarios.
Alan Parsons ha hecho desde rock sinfónico, deviniendo hasta aquellas lentas baladas de los ochenta. ¿Qué tienen en común "Silence and I" con "Don't answer me" o "Some other time"? Distintos estilos musicales, y también distintos estilos literarios en las letras de sus canciones. "La Sagrada Familia" revela un mensaje diferente al de "Freudianna", y "Don't answer me" revela un mensaje distinto a las precedentes. Rock sinfónico, balada lenta, y un piano que anticipa el arribo de algo grande, importante, como el estribillo de "Some other time". Los contenidos se hamacan entre el significado de un edificio y lo sagrado, un amor complicado y la locura. Pues, Alan Parsons es polifacético. Guillermo Lopetegui; también.
En el porvenir virgen que aguarda al resto de su obra (que nos queda por conocer,) me atrevería a aseverar que quizá además de la prosa barroca y arpegiada, descriptiva y detallista, (poéticamente detallista), y un fantástico absolutamente genial, (del cual nadie podría dudar de que se trata de un fantástico), se de tanto movimiento en ese arpegiado barroco, que quizá devenga entonces en algo similar al rock sinfónico, y entonces se genería algo diferente de todo lo anterior. ¿Quién nos asegura entonces que no se desvelará en él algún otro estilo? Guillermo Lopetegui es genialmente polifacético.
Sin embargo, sus cuentos tienen algo en común. Cada uno, desde su particularísimo y origninal modo, es absolutamente revelador. Sorprendente. No deja ningún tema en el olvido, todos en cierta medida son tratados y desmenuzados, eso sí, dentro de los cuentos, lo que cambia es el tema "protagonista".
Las tapas de sus libros son entradas a un teatro. Pasar por ellas es vivir la historia. Y sufriendo "el sufrimiento" que esa historia desea trasmitir, o intrigado, y temeroso de los misterios, el lector devenido en espectador duda, ¿encontrará algo que le de un giro copernicano a esa historia y del blanco y negro se vuelva multicolor? Y permanece expectante, metido en la trama, ansioso por el "qué vendrá"...
Dice Guillermo Lopetegui: "A cada uno de los cuentos les di mi vida o por lo menos parte de ella".
Pero lo cierto es que a cada individuo, los cuentos de Guillermo Lopetegui (en algo) cambiaron su vida. Su modo de verla.
Su creación no tiene un "movimiento rectilíneo uniforme", sino un "movimiento uniformemente acelerado". Lo que se "acelera" es la DIVERSIDAD de géneros, temas y mensajes. Pero siempre, con algo en común: "El Amor, se encuentra en múltiples formas, significados, acciones, actitudes", como él mismo lo dice.
A/P Anna Donner Rybak.
Tales preguntas fundamentan que Guillermo Lopetegui debería tener (al igual que ellos) los estilos... Necesarios.
Alan Parsons ha hecho desde rock sinfónico, deviniendo hasta aquellas lentas baladas de los ochenta. ¿Qué tienen en común "Silence and I" con "Don't answer me" o "Some other time"? Distintos estilos musicales, y también distintos estilos literarios en las letras de sus canciones. "La Sagrada Familia" revela un mensaje diferente al de "Freudianna", y "Don't answer me" revela un mensaje distinto a las precedentes. Rock sinfónico, balada lenta, y un piano que anticipa el arribo de algo grande, importante, como el estribillo de "Some other time". Los contenidos se hamacan entre el significado de un edificio y lo sagrado, un amor complicado y la locura. Pues, Alan Parsons es polifacético. Guillermo Lopetegui; también.
En el porvenir virgen que aguarda al resto de su obra (que nos queda por conocer,) me atrevería a aseverar que quizá además de la prosa barroca y arpegiada, descriptiva y detallista, (poéticamente detallista), y un fantástico absolutamente genial, (del cual nadie podría dudar de que se trata de un fantástico), se de tanto movimiento en ese arpegiado barroco, que quizá devenga entonces en algo similar al rock sinfónico, y entonces se genería algo diferente de todo lo anterior. ¿Quién nos asegura entonces que no se desvelará en él algún otro estilo? Guillermo Lopetegui es genialmente polifacético.
Sin embargo, sus cuentos tienen algo en común. Cada uno, desde su particularísimo y origninal modo, es absolutamente revelador. Sorprendente. No deja ningún tema en el olvido, todos en cierta medida son tratados y desmenuzados, eso sí, dentro de los cuentos, lo que cambia es el tema "protagonista".
Las tapas de sus libros son entradas a un teatro. Pasar por ellas es vivir la historia. Y sufriendo "el sufrimiento" que esa historia desea trasmitir, o intrigado, y temeroso de los misterios, el lector devenido en espectador duda, ¿encontrará algo que le de un giro copernicano a esa historia y del blanco y negro se vuelva multicolor? Y permanece expectante, metido en la trama, ansioso por el "qué vendrá"...
Dice Guillermo Lopetegui: "A cada uno de los cuentos les di mi vida o por lo menos parte de ella".
Pero lo cierto es que a cada individuo, los cuentos de Guillermo Lopetegui (en algo) cambiaron su vida. Su modo de verla.
Su creación no tiene un "movimiento rectilíneo uniforme", sino un "movimiento uniformemente acelerado". Lo que se "acelera" es la DIVERSIDAD de géneros, temas y mensajes. Pero siempre, con algo en común: "El Amor, se encuentra en múltiples formas, significados, acciones, actitudes", como él mismo lo dice.
A/P Anna Donner Rybak.
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