La música tiene un gran protagonismo en mi vida, en tanto hombre y escritor

Entrevista de Julia Galemire* al escritor Guillermo Lopetegui, con motivo del Congreso del PCSUR realizado en La Habana, Cuba, en mayo de 2012

- ¿Qué géneros considera fundamentales se fueron gestando en la literatura contemporánea en general y en su país en particular?
-El novelístico por sobre todos los demás géneros, quizás porque admite diferentes líneas de acción y perfiles psicológicos a través de los que el lector, consciente o inconscientemente, quiere buscarse y a veces encontrarse. Sin embargo, como todo en este mundo, los géneros también son objeto de las modas, más allá del valor que por sí mismos ya poseen. Por eso hay épocas en donde el género cuentístico se superpone al novelístico o al poético, y en esto también tienen que ver los autores y el género en el que descollaron. Borges es un cuentista nato y jamás escribió una novela; Onetti creó todo un universo apoyándose fundamentalmente en novelas como La vida breve donde da nacimiento a Santa María, inspirado y motivado por William Faulkner, como el mismo Onetti siempre lo reconoció y se encargó de difundir. En mi caso prefiero al Onetti novelista que al cuentista… y en el caso de Julio Cortázar me siento igualmente atraído tanto por sus novelas como por sus libros de cuentos. En el Uruguay la novela siempre tiene mayor recepción que el resto de los géneros literarios, tanto a nivel editorial como a nivel de público lector.

- ¿Qué autores conoce que se formaron durante este período y qué nuevos aportes hicieron?
-Si tengo que recordar un autor que en la década del 70 del siglo pasado me “sacó”, si se quiere, de la “totalitarización” en que me había sumido la narrativa maravillosa, atrapante y hasta riesgosa -para un escritor que todavía no está afirmado en sus temas, estilo y propósitos- de Horacio Quiroga, ese autor fue Enrique Estrázulas, a quien descubrí a partir de Las claraboyas. Su aporte a la literatura uruguaya tiene que ver con pergeñar cuentos y novelas donde lo fantástico y poético encuentran su justo equilibrio, como sucede en Pepe Corvina y Lucifer ha llorado, por mencionar dos de sus grandes novelas. Más acá en el tiempo no he encontrado otros autores uruguayos que me impactaran como en su momento Estrázulas. Descubrí sí otros autores que no pertenecen al Uruguay, como por ejemplo Alessandro Baricco, Richard Ford, Federico Andahazi… y por supuesto que siempre tengo presente que llegará el tiempo, para mí, en que releeré En busca del tiempo perdido, obra en la que a pesar de todos los subrayados y comentarios al margen que escribí, seguramente voy a encontrar nuevas verdades para mi vida, en tanto ser humano y escritor.

- El libro con su soporte de papel, ¿sobrevivirá ante lo que muchos pregonan es la avanzada de los libros digitales?
-No me cabe la menor duda de que sí; incluso supongo que el futuro tecnológico nos deparará la sorpresa de que se encuentre un sustituto de la pulpa que elabora el papel, porque se trata de eso. Pero el libro al que llamaríamos “convencional” sí va a seguir existiendo, como lo sostienen nada más ni nada menos que Umberto Eco y Jean-Claude Carrière en un largo reportaje que dio origen a un libro en donde se sostiene esto que humildemente sostengo yo: el libro tal cual lo conocemos va a seguir existiendo. Por estas latitudes siempre se cae en el error de dejar atrás algo que sirve para ponerse al último grito de la moda, en este caso con los llamados “libros digitales”, que no por la sobrevivencia de los otros tampoco debemos condenar, porque ya son una realidad más dentro de lo que es el Arte y en este caso la Literatura llegando al público en sus diferentes presentaciones. La informática vino a agilitar sobre todo el proceso de corrección de un texto. Hay lectores que se acostumbraron a leer libros enteros en pantalla, pero yo soy de los que disfruta, goza, siente un tierno entusiasmo al sostener entre sus manos un libros en el que a veces hasta nos extasiamos momentáneamente frente a la textura de sus páginas.

- ¿Qué restituye el arte y la escritura al ser, a lo colectivo, a lo humano?
-La posibilidad de eternizar un momento que, de lo contrario -de no existir la visión del artista para “atraparlo” y reelaborarlo a partir de la expresión creadora- pasaría de largo. También, como expresa Gilles Deleuze en Proust y los signos, la literatura permite extraer la esencia de determinada situación -vivida, soñada, imaginada-, para entonces explicarnos de manera más profunda el sentido, el porqué de esa situación que, una vez aprehendida y comprendida, nos restituye a nuestro lugar en el cosmos y en nosotros mismos, con un poder interpretativo mucho más amplio tanto del entorno cósmico como del que se alberga en lo profundo de nosotros mismos.

- ¿Qué poetas, escritores o artistas de disciplinas distintas han influido en usted? De ser así: ¿qué han cambiado en su forma de creer, pensar, actuar?...
-Me detengo en la influencia en mi literatura de esas “disciplinas distintas”. Al respecto, la música tiene un gran protagonismo en mi vida, en tanto hombre y escritor. En el terreno literario la misma influye a veces ya no como tema, sino como posibilidad estructural del texto literario. Puedo asegurar que Gustav Mahler es -con Proust, Fitzgerald, Cortázar y otros escritores- uno de mis “padres espirituales” y hasta mentor musical y literario. A través de su vida y fundamentalmente de su sinfonismo y ciclos de canciones, fue encontrando respuestas a mis interrogantes como creador de literatura; incluso el mismo Mahler expresaba que sus sinfonías eran “novelas sonoras”, porque la temática de las mismas encuentra parte de su hontanar en la literatura. Respecto a otras influencias que modificaron mi modo de interpretarme y de interpretar el entorno, menciono al ya citado Gilles Deleuze y a Carl G. Jung. El primero me hizo entender por qué escribo; el segundo echó y sigue echando luz en las sombras de mi alma y así me permite entender mejor los vericuetos de mi inconsciente.

- ¿Le gusta contar cosas de sus amigos en lo que escribe?
-No es que me guste o no me guste, sino que a veces sentí la necesidad de, por ejemplo, empezar a escribir un cuento a partir de determinada anécdota vivida o contada por algún amigo, si bien la anécdota generalmente es el punto de partida de donde la escritura luego me va llevando por otros rumbos.

- ¿Considera que es esencial tener un objetivo para conformar un libro? (aunque el mismo le parezca exagerado).
-Sí, absolutamente. Lo considero ahora y ya desde hace varios años. Y no estoy hablando de una novela -donde generalmente uno se maneja a partir de un plan previo, si bien hay escritores que se lanzan a escribir “a lo que venga”- sino de un libro de cuentos. El “objetivo” para mí es que los cuentos que componen un nuevo libro creen, formen una determinada “atmósfera”. Recuerdo cuando yo estaba por publicar Último reducto, mi primer libro de cuentos: allí metí “cuentos de todos los colores” -como dice Quiroga citando a su vez a Prosper Mérimée-; sin embargo, hubo otros que ya en esa época me reservé para mi segundo libro -El rostro de Margarita Shaw- porque consideré que dichos cuentos y otros que después vinieron, le darían determinada atmósfera al libro que publiqué tres años después de aparecido el primero.

- ¿Qué obras le sorprendieron últimamente?
-Hoy hablaba de la música… Wagner: el visitante del crepúsculo, de Arnoldo Liberman -un psicólogo y brillante ensayista argentino, del que hace veinte años leí un ensayo sobre Gustav Mahler- y Nietzsche contra Wagner: una serie de artículos escritos por el filósofo alemán una vez que su idolatrado Wagner se cayó del pedestal en el que lo había puesto un muy joven y apasionado -y enamorado de Cósima Wagner- futuro autor de Ecce homo y Así hablaba Zaratustra.

- ¿Qué aspectos le llamaron la atención?
-Del primero de los libros citados, la visión poética con la que Liberman aborda al Richard Wagner cuyo amor por Mathilde Wesendonck lo lleva a componer nada menos que Tristán & Isolda -además, por supuesto, de los Wesendonck lieder- y todo el capítulo -el más extenso- relacionado con la amistad entre el compositor y el filósofo Friedrich Nietzsche, quien en principio, inspirado en la música de su ídolo -puede asegurarse que su dios-, escribe El origen de la tragedia. Pasado el tiempo se irán destacando las notorias diferencias estéticas, espirituales y filosóficas entre uno y otro, al punto que luego del primer Festival de Bayreuth -dedicado íntegramente a la música de Wagner y teatro construido para él merced al dinero proporcionado por su regio mecenas: Ludwig II de Baviera-, Nietzsche decide apartarse del Maestro, considerando que lo que para el filósofo es la música como fin en sí mismo, para Wagner es un medio para llegar a conseguir notoriedad. En el otro libro -que se complementa con el de Liberman- tenemos la posibilidad de acercarnos a aquellos textos en los que Nietzsche explica por qué se apartó de Wagner. Uno de los acontecimientos sorprendentes que se registran en este libro, es el hecho cierto de que en reacción contra su ídolo caído, el filósofo vio veinticinco veces una ópera que se presenta como las antípodas del universo wagneriano: Carmen, de Georges Bizet.

- Temas muy actuales como el narcotráfico, la inmigración, etc., ¿pueden dar lugar a un nuevo tipo de literatura?
-Creo que son temas que ya hace tiempo están en la literatura universal. Puede ocurrir que la literatura vernácula se nutra de los mismos de forma más seguida; en particular del narcotráfico y la pasta base.


- ¿La literatura de su país tiene alguna característica especial que la haga diferente?
-Recuerdo que en el Uruguay existía una literatura “urbana” y también una literatura “nativista” -que no es lo mismo que literatura gauchesca, que también existía- de la que da cuenta un libro del recordado don Arturo Sergio Visca: crítico como esos que hoy no abundan sino más bien que se extrañan, y ex director de la Biblioteca Nacional del Uruguay. Esas diversas literaturas uruguayas le dieron variedad temática y cromática al panorama de nuestras letras, aparte de un sello muy particular que las diferenciaba de otras literaturas. Creo que hoy no existen esas diferencias -que traían variedad-, pero sí existen géneros -hoy hablábamos de los géneros- que se están imponiendo, como el llamado de la “novela histórica”; sobre todo de la historia de nuestro país.

- ¿Ha escrito alguna vez desde situaciones límites, cuando todo flota sin anclar en la en la realidad?
-La física cuántica -dándoles la razón a los alquimistas- demostró que la realidad el algo muy relativo y que todo depende del ángulo de que se la mire. La psicóloga argentina Denise Najmanovich expresa esto en un ensayo donde pone diferentes ejemplos a partir de una puesta de sol y de lo que la misma representa para un escriba egipcio, un positivista lógico, un budista… Menciono esto porque el anclaje se puede dar en lo que es la realidad para mí. Para Julio Cortázar, por ejemplo lo fantástico no es otra cosa que saber abrir aquellas puertas que en un rincón de la realidad -tal cual creemos interpretarla todos- permanecen cerradas, hasta que los artistas o los (aparentemente) locos deciden abrirlas. Sí escribí en situaciones límites, aunque con resultados que generalmente no me conformaron.

- Si es así ¿cómo lo sobrevivió?, ¿sobre qué nueva visión?
-Me remito a algo de lo que dije anteriormente: escribir en situaciones límites en mi caso, no ha dado muchos resultados positivos que digamos, en mi caso, a efecto literarios. Sin embargo, dicha escritura en parte sobrevive o vive en mis diarios, que llevo desde los 22 años; ahí sí la escritura bajo situaciones límites encuentra su sentido, al menos para mí y únicamente para mí. Llámesele corriente del pensamiento, flujo de la conciencia, lo cierto es que generalmente escribir bajo los efectos de uno sentirse en una situación límite ayuda a canalizar inquietudes, ansias, propósitos poco definidos que no encuentran su Norte donde anclar sino cuando en mi caso me siento a escribir todo eso en mi diario.

- Para usted escritor: ¿cuál es el rol que el arte debe cumplir en la actualidad? ¿Podemos hablar de una transformación del Estado o una transformación de la vida?
- Generalmente el Arte puede transformar la vida de las personas en tanto estas se encuentren permeables a la entrada del Arte en sus cotidianidades. Sin embargo, creo que el Arte no “debe cumplir” ningún rol porque el Arte simplemente es, está ahí, para todos aquellos que quieran acercarse a él, vivir en él y completarse a través de él. Así, entonces, el Arte enriqueció a un pueblo como el griego del llamado período ático, en el siglo V a.C., cuando el gobernante era Pericles y tenía como consejero a Platón: sólo así pudo concebirse una concepción espiritual y arquitectónica como el Partenón: síntesis magistral del sentir de un pueblo y de sus gobernantes. Ese no es el caso hoy, al menos en esta parte del mundo, si bien en mi reciente visita a Cuba pude comprobar que el Arte está en primer lugar y que es uno de los principales alimentos del pueblo cubano, más allá de otras carencias materiales que tienen, que padece, pero que no les hace perder el humor y la objetividad. Un ejemplo de Estado que piensa en el Arte o que comienza a vivir en el Arte fue el uruguayo de finalizada la Guerra Grande a mediados del siglo XIX. La primera medida que se tomó en ese entonces fue construir ese teatro que al país le estaba faltando. Fue así que surgió nuestro legendario y muy actual Teatro Solís, inaugurado el 25 de agosto de 1856 con la ópera Ernani, de Verdi.

- El intercambio que se generó en el V Congreso del Proyecto Cultural Sur con la participación de tantos escritores y auspiciado por entidades de importancia, ¿sería una de las formas de perfeccionamiento de la divulgación artística, a partir de un espectro cultural más amplio?
-Sin lugar a dudas. Eso se fue dando a lo largo de dicho Congreso -y también a lo largo de los otros dos eventos literarios paralelos: el 16º Festival Internacional de Poesía de La Habana y el Festival de Poesía Palabra en el Mundo-, que convocó a escritores de diversas partes de América latina, Estados Unidos, Canadá y lógicamente el Caribe, aparte de algunos que llegaron procedentes de Europa. La divulgación del hecho artístico no solo que se dio sino que la misma tuvo efectos que perduran y que darán lugar a nuevos eventos de ese calibre, en otras partes de un continente tan grande y variado, como el americano.

- ¿De qué manera lo recordará?
-Evocando cada tanto las sonrisas de todos aquellos colegas a quienes conocí gracias a un nuevo viaje emprendido a partir de la literatura.

**Julia Galemire; Escritora poeta, autora de numerosos libros dirigió y coordinó el programa “La Tertulia” por CX 38 SODRE de Montevideo durante 6 años. En 1999 fue seleccionada para integrar el libro “Letras de la Paz” publicación de la UNEDA (Unión de Escritores de América) con apoyo de la UNESCO. Desde 2004 dirige la publicación cultural “La Tertulia”. Colaborara permanente de Revista La ONDA Digital en su columna cultural

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...